lunes, 1 de febrero de 2016

Olifante


Gris como una rata, 
grande como una casa, 
la nariz de serpiente, 
hago temblar la tierra 
cuando piso la hierba; 
y los árboles crujen. 

Con cuernos en la boca 
por el Sur voy moviendo 
las inmensas orejas. 

Desde años sin cuento, 
marcho de un lado a otro, 
y ni para morir 
en la tierra me acuesto. 

Yo soy el Olifante, 
el más grande de todos, 
viejo, alto y enorme. 

Si alguna vez me ves, 
no podrás olvidarme. 

Y si nunca me encuentras 
no pensarás que existo. 

Soy el viejo Olifante, 
el que nunca se acuesta.

Las aventuras de Tom Bombadil y otros poemas de El Libro Rojo
 J. R. R. Tolkien (1962)

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